«Antes que abrazar las nuevas tecnologías, sin más, lo mejor es abrir la mente». Parece un contrasentido, pero existen muchos casos de utilización de herramientas 2.0 con mentalidad de organigrama tradicional ( muy piramidal por lo tanto). No se trata más que concesiones a la moda que devienen en usos incompletos o perversos de las tecnologías.
La resistencia al cambio es un rasgo habitual en las personas. Siempre que se presenta algo diferente surge la disyuntiva de lo bueno y lo malo que pueda traer consigo la novedad. Habitualmente el miedo es el motor que hace especial hincapié en los riesgos, desechándo las virtudes que siempre se minimizan.
Las empresas hoy en día se la están jugando. El negocio evoluciona en medio de unas circunstancias diferentes, por lo que cada cual tiene que ver su mejor adaptación al entorno cambiante. Uno de los aspectos más llamativos en la evolución actual es el llamamiento a compartir el conocimiento.
Asegura Wikinomics en su introducción algo así como: una nueva corriente por compartir sopla a lo largo y ancho de este mundo y nadie sabe exactamente el por qué de esta ‘cándida’ actitud. Supuestamente cándida razona después, puesto que se trata de algo más bien irremediable.
Reflexiona un momento en esto: ¿qué diríamos si utilizáramos los coches de hoy en día como en los Picapiedras? Pues sencillamente que seríamos un poco tontos. Y eso puede ocurrir, y de hecho pasa, con las herramientas 2.0 cuando se utilizan en las empresas con una mentalidad piramidal en las que la información fluye de arriba a abajo ‘por imperativo legal’ y ya está. Con ello, no solamente desvirtuamos el sentido original de la apuesta 2.0, sino que también descartamos obtener todas las ventajas que incluye.
El nuevo entorno nos llama a compartir irremisiblemente, aunque luego en todo esto existen recetas y niveles de ejecución mayores o menores, pues el mundo no se explica en términos de ‘blanco o negro’. Por ejemplo, dice Chris Anderson, que el juego de la transparencia es a veces un esfuerzo imposible que, para su ejecución al 100%, exigiría la duplicación de los costes de tiempo: lo que hago en cada momento y luego contarlo también.
Este entramado de nuevas formas de comunicación, nuevos comportamientos y nueva economía que es a lo que nos referimos en este post en definitiva, se basa más que en el poder de las ideas, en la capacidad para llevarlas a cabo con éxito. Como siempre ha ocurrido al fin y al cabo, pero ahora con un ritmo y en unas cantidades abrumadoras.
El riesgo de perder grandes ideas si se comparten es relativo en la medida que la verdadera dificultad es, pues, convertir en realidad lo ideado. Además la práctica de compartir concluye siempre en un conocimiento más rico en comparación con el que teníamos al principio. Y por último también existe el don de la oportunidad: de las miles de iniciativas que se llevan a cabo cada día, todas ellas novedosas en principio, sólo triunfan unas pocas. ¿Por qué?, pues probablemente por aquello de saber ‘estar en el lugar adecuado en el momento justo’.
[…] cuidado con la forma en la que se usen, pues es casi peor utilizar las actuales herramientas de internet con una mentalidad vieja que no usarlas de ninguna de las maneras. Se abre también un tiempo de apertura y realismo en el que, como se […]