Utopí­a y realismo

La palabra utopí­a es atractiva, pero ocurre que ha habido muchas ocasiones en la trayectoria histórica de la Humanidad, que en nombre de ella se han cometido miles de tropelí­as. Por eso, o por otra razón, ser un utópico puede ser interpretado a veces de forma negativa. Ser utópico podrí­a pasar también por ser un lunático o por no tener los pies en la tierra, es decir no ser realista.

Las ideas tienen promotores y detractores. Las ideas también evolucionan, habitualmente, desde unos supuestos más teóricos a unas aplicaciones más realistas. En ese transcurso se viven una serie de tensiones que alcanzan finalmente una suerte de resolución o sí­ntesis. Normalmente cualquier acontecimiento siempre arranca con la iniciativa de los promotores de las nuevas ideas, de los utópicos; para que luego entren en funcionamiento los ‘realistas’ que juzgan la aportación teórica, desacreditándola en primera instancia casi siempre. El tiempo, al final, es el que da o quita razones. Son los hechos los que avalan o no lo que inicialmente barruntaron los teóricos, después de un tiempo de prueba.

Un esquema parecido a esto que digo es lo que pasa con los nuevos medios de la internet participativa. La gente que los apoya está involucrada, estamos involucrados, en estos momentos en ese proceso de confrontación frente a los ‘realistas’ que son los que, desde una óptica de ‘lo establecido y lo que funciona’, aceptan o rechazan las nuevas iniciativas.

El cambio o la evolución sustentado en aportaciones de tipo tecnológico tiene un matiz diferente que hacen de ese juego entre la utopí­a y el realismo una dinámica muy interesante. Y pongo un ejemplo: los que sustentan actualmente el establishment de los medios tradicionales ( prensa, radio, tv y la internet 1.0) son los realistas de hoy, pero en su dí­a los que en el devenir de la historia fueron los promotores de estos medios que alguna vez fueron nuevos, jugaban en aquellos momentos el papel de utópicos.

Finalmente la controversia entre lo utópico y lo real es un juego de papeles que se va interpretando de forma diferente, según situaciones y coyunturas. Luego, yo añadirí­a que las cosas no se establecen radicalmente en términos de blanco o negro. Las ideas nuevas tienen que aspirar a ser realistas, ejecutables y con pretensiones de alcanzar buenos resultados. Y la visión realista nunca ( y eso se comprueba fácilmente en la actividad empresarial) debe cerrarse en banda a instrumentos, sistemas o tecnologí­as que supongan mejoras, a pesar de las dificultades que implica cualquier proceso de cambio.


Comments

  1. infin dice:

    la utopía no es una idea
    las estructuras no son de evolución…
    tiempo y realidad??
    eurocentrismo en crisis lo llamaría.
    Salud