Hemos invitado a Joaquín Borrego, Profesor titular de la Universidad de Sevilla adscrito al Departamento de Ciencias de la Computación e Inteligencia Artificial para que reflexione en torno al ruido que genera la mala organización de contenidos y contactos en las redes sociales.
Cada vez que asisto al Evento Blog vuelvo a asombrarme y no sólo por el creciente número de asistentes. Desde mi modesto puesto como observador -y asistente a todos los EBE- observo sorprendido como mi red de conocidos aumenta dentro de los asistentes, como el propio evento genera un creciente número de entradas en más blogs, así como se incrementa tanto la lista de los que sigo y de los que me siguen en twitter. Y me alegra y preocupa a la vez. Ese sentimiento ambivalente no es particular para con el Evento Blog, claro. En eventos similares el impacto en la dimensión social de la Web 2.0 es parecido.
Vayamos por partes. El incremento de tu vecindario digital (conexiones más o menos fuertes de tu grafo social que se reflejan en tus cuentas en twitter, facebook, linkedin, etc.) significa una experiencia más rica dentro de la Web social, y beneficia tanto a tu persona como a los nuevos e-amigos. Desde el punto de vista de las redes, implica el fortalecimiento de ésta, un aumento de su carácter de «mundo cercano» y un aumento de la resonancia en éstas. Por tanto, desde un punto de vista puramente científico, que tu entorno local digital aumente es muy beneficioso para el grafo social de la WWW. Para los que creemos y defendemos que la emergencia de la dimensión social de la WWW es el fenómeno más importante de esta última década, es motivo de alegría. Pero, desde mi propia identidad digital, desde mi vida digital, es motivo de preocupación. Enumero las preocupaciones, las describo y comento mi opinión acerca de una solución (si acaso la vislumbro).
Llego al trabajo por la mañana, temprano. Supongamos que el día anterior no he utilizado, por el motivo que sea, la conexión a Internet. Nada más llegar al despacho, enciendo el ordenador, y abro mis cuentas de correo y twitter. A cualquiera que le resulte familiar esa secuencia, sabe lo que viene a continuación: muchos correos que tienen que ser filtrados (no hablamos del spam), leer algunas páginas de twitter y responder o actuar ante algunos de los mensajes/twitts. A continuación, debes actuar de manera similar con los feeds. Leer contenidos, procesarlos, seleccionar algunos, clasificarlos, y en algunos casos, producir nuevo contenido. Saturación de mensajes con diferentes matices (performativas) que terminamos de solventar (si podemos) con una sensación de saturación.
El problema estriba, como comenta Benito Castro, en que el contenido debería ser el Rey, más allá de que los e-mails y los twitts satisfacen la necesidad de comunicarse casi instantáneamente. Por ejemplo, utilizar herramientas como twitter para transmitir enlaces a contenidos (y no sólo conocimiento o sentimientos) produce más información entrante. Pero eso ya se podía hacer. En la WWW, hasta hace muy poco, el contenido siempre había sido el rey, de modo que el contacto estaba supeditado a la actividad relacionada con la información contenida en el hiperenlace, y las herramientas estaban diseñadas para esa monarquía. Son herramientas buenas y formas de transmitir muy buenas pero se someten al contenido. Pero la Web Social significa, además, contacto. Sí, contacto, porque éste le inyecta sentido a muchos tipos de contenido.
Por tanto, en cierto sentido, estamos equivocados. Las herramientas que usamos para el contacto no están diseñadas para eso, y deberían ser infrautilizadas o directamente eliminadas. Sustituidas por nuevas formas de hablar en la Web Social, una apuesta atrevida que defendió Luis Suárez en su conferencia ‘Servicios y tecnología 2.0 en la empresa’ en Evento Blog 2008. ¿Existen herramientas que eviten la saturación de capsulas informativas que llegan a nuestras cajas de pendientes? No muchas. Por ejemplo, Twitter es una de ellas pero, como en toda herramienta social, los humanos somos capaces de pensar usos innovadores que sobrepasan las espectativas iniciales. La performativa RT (re-envío de twitts) es una de ellas, pues permite usar la red de twitter como red de resonancia, y el uso de los enlaces abreviados mediante servidores como micURL nos facilita enlazar cualquier página de la WWW en 140 caracteres. De ahí que Twitter se haya convertido en un microcosmos de relaciones sociales sin limitación para la transmisión de cápsulas informativas.
Hay pocas herramientas basadas primordialmente en el contacto. Pero ¿dónde buscar las nuevas? ¿cómo pensar las nuevas formas de comunicación? ¿cómo evitar la saturación? Para entender mejor las posibles soluciones, debemos entender las causas de la saturación. Fundamentalmente, en mi opinión existen dos muy importantes: la infoxicación y el tamaño de nuestro vecindario digital.
El término infoxicación era un término que antes de la implantación masiva de Internet ya conocíamos en la Universidad. La navegación (por llamarla de algún modo) que hacíamos por los contenidos en aquella época estaba muy condicionada por la descarga de ficheros por ftp donde se listaban cientos de sitios públicos (accesibles via ftp) con comentarios acerca de su temática y los trabajos científicos que se podían descargar. Si bien este sistema aceleraba el acceso a publicaciones, la simple inspección, lectura o estudio nos desbordaba, como nunca había ocurrido anteriormente en la historia de la Ciencia. Esa etapa fue, para mí, el nacimiento de la infoxicación digital como producto de Internet. La Web social infoxica mucho más, pues desborda la tarea profesional y la fusiona con tu actividad de ocio, afectiva o cultural. Y lo que es peor, se clona la información mediante matices más o menos certeros, mediante la expansión viral de mensajes de cualquier tipo.
Sigamos unos párrafos más con la visión pesimista de la Web social. La Web 2.0 me ha permitido gozar de un vecindario digital como nunca hubiese imaginado. Incluso puedo disfrutar de distintos vecindarios, según la plataforma que uso (Twitter, Facebook, la implícita en mi actividad con e-mails, etc.). Reconozco que el vecindario más efectivo es Twitter, y posiblemente, esto es así porque su diseño dirige fácilmente al usuario a ir confeccionando su vecindario. Aunque también es verdad que es muy efectivo porque sólo sigo a 74 personas, e intento no aumentar esa cifra muy rápidamente. En algunos momentos siento twinfoxicación. No puedo digerir tantos comentarios, enlaces a WWW, opiniones y otras intencionalidades escondidas -sorprendentemente- en un mensaje tan corto. Los momentos de mayor crecimiento han coincidido con los eventos blog, y el post-evento (cuando atiendo a la conversación generada en la red alrededor del evento). Las preguntas que deberíamos responder, son: dada una plataforma social ¿Cuál es el tamaño adecuado de tu vecindario social? ¿Deben ser los vecindarios esencialmente distintos en distintas plataformas? ¿Cuántos vecindarios puedes atender como buen vecino sin interferir en nuestras restantes actividades (profesionales, culturales, ocio, etc.)? ¿Qué vecindarios dejas abandonado al poco tiempo?
La respuesta a la primera pregunta es, para mí, otra pregunta ¿Vale el número de Dunbar (que estima que es de 150 vecinos)? En mi opinión, ese número se podría aumentar en algunas redes, porque la relación digital atañe a un conjunto de actividades más restringida que la real. Pero no mucho más. Es decir, si nuestro vecindario digital es significativamente mayor que la cota estimada, estaría de manera implícita estratificado (desde el punto de vista de la red) en amigos y amigos-no-tanto. Este fenómeno se comprueba en Twitter de manera significativa, pues no disponemos de tiempo y capacidad para mantener muchas conversaciones en el hilo que representa tu vecindario. Un número más allá de ese número de Dunbar Web 2.0, que no me atrevo a estimar (y que habría que interpretar correctamente), significaría que ese vecindario se convierte en una ciudad inhóspita, donde tienes grandes dificultades para discernir tu rol.
Respecto al número de vecindarios, ese número socio-Dunbar (el número aceptable de vecindarios esencialmente distintos que podemos atender), sinceramente me parece que es muy pequeño. De hecho, la constante aparición de aplicaciones en las plataformas que integran como servicios las actividades de otras son una respuesta natural a la necesidad de entender nuestra vida digital como única con distintos matices. Lo curioso es que Twitter se ha convertido en el servicio de voz de prácticamente todas. Es decir, otra vez triunfa una herramienta para el contacto. El éxito de Twitter me sugiere que, realmente, lo que incoscientemente estamos produciendo son redes de contactos similares a las redes basadas en la telefonía móvil, muy distintas en topología a las de la Web 2.0, en la que el contacto es más importante incluso que el contenido. Es más, opino que el contacto en ese tipo de redes se basa mucho más en la confianza que en la generación de contenidos de los nodos.
Cuando uno lee trabajos sobre sistemas y redes complejas, una de las primeras propiedades que asombran es la fortaleza de la resonancia en esas redes. Es decir, soportan sin problemas cortes de algunas conexiones, difunden bien los mensajes; disfrutan de resonancia, es decir, emergen de manera casi impredecible comportamiento socialmente coordinados de denuncia, expansión viral de publicidad, etc. Sin embargo, la resonancia no nos libra de que sus ondas nos repitan una y otra vez las mismas cápsulas informacionales con leves variaciones de formato y/o contenido. Este fenómeno es un tipo de ruido difícil de asimilar como aceptable, y mina la confianza en las redes como promotoras de conocimiento de calidad. Y lo que es más grave, crea caos informacional: no es conocimiento, ha sido múltiplemente interpretado en función de las opiniones del transmisor, se genera tanto contenido que las folksonomías no pueden organizarlo, etc.. Se transforma en ruido. Personalmente, no veo una solución factible para atajar el problema en las grandes redes sociales en las que nos movemos durante nuestra actividad en la Web Social. E incluso hay aplicaciones que destacan por el ruido, como la iniciativa del Telegraph de retransmitir el ruido que se genera en twitter por la conferencia del G20 en su portada.
La existencia del ruido hace desconfiar de la capacidad de las redes de confianza en las que explícita o implícitamente nos toca vivir en la Web Social. El mensaje nos puede llegar desde distintos puntos de la red, con transformaciones que lo hacen ligeramente distinto según las interpretaciones de nuestros vecinos. Y lo que es peor, no conocemos ni podemos estimar su origen, incluso ateniéndonos al origen de ese flujo de información (por ejemplo, una entrada de un blog que digiere el contenido de otros medios). ¿Podríamos hablar entonces de redes de confianza? Curiosamente, las principales plataformas de Web social se limitan a la generación de tu red de confianza (tus amigos) en base a primitivas herramientas socio-conexionistas (ser amigo de, una expresión lo suficientemente ambigua como para que el usuario la use como quiera). Por supuesto, redes como Zopa o Prosper sí tratan la confianza como algo importante, pero es que es la esencia del proyecto, o en otras como ebay es muy importante. Me refiero a las grandes plataformas que intentan abarcar nuestra vida en la red. Confianza, amistad digital, acriticismo ante el mensaje entrante, son conceptos relacionados pero distintos. Y, aunque parezca que le pongo precio a sentimientos, deben ser estimadas, representadas por cantidades. Cantidades de confianza que depositamos en las otras identidades digitales con las que compartimos información.
Bueno, reconozco que utilizar la palabra solución es algo atrevido. Sobre todo cuando pienso que las redes actuales no fracasan simplemente por la faceta humana de sus usuarios, que comprenden/asumen las deficiencias y se sienten esclavos de unos servicios que otrora les proporcionaban una información como nunca antes habían tenido. Esa paradoja tiene, a mi entender, una explicación sencilla. Creo que seguimos satisfechos porque somos producto de un trasunto del efecto Google. Denomino efecto Google a un curioso fenómeno: Google no necesita aumentar sustancialmente sus capacidades de búsqueda (para discernir lo importante del ruido en la búsqueda, por ejemplo) porque nos tiene educados para usar su buscador -educación que se consigue con años de uso diario- lo que hace que inconscientemente elijamos los términos adecuados para encontrar y/o seleccionar lo que buscamos. De ahí que Peter Norvig, uno de los grandes especialistas en procesamiento del lenguaje natural -ahora en las filas de Google- afirme que el procesamiento semántico de la pregunta no mejorará sustancialmente los buscadores.
En la actualidad, hay dos líneas de I+D que podrían solventar el problema del ruído: Web Semántica social y redes basadas en el cálculo de confianza. La primera consiste en la fusión natural entre técnicas de la Web Semántica y la Web 2.0. Resultados: por ejemplo, Freebase, que pretende organizar el conocimiento sobre cualquier cosa utilizando ontologías que son transparentes al usuario y Twine. Es evidente que Freebase pretende convertirse en una pan-wikipedia de la red, facilitando la referencia a contenidos de manera única. Esto permitiría referencias sólidas en los mensajes y la detección de duplicidad en contenidos. Pero no creo que evite la transformación de la información mientras viaja por una red social.
Twine pretende clasificar mediante ontologías hilos temáticos (algo así como los grupos de interés de Facebook) para organizar débil pero fiablemente las referencias y su enlace a contenidos. Es curioso que Twine, al fomentar la capacidad de generación contenidos en los hilos por parte de sus usuarios, caiga en el pecado de producir ruido (basta ver sus diarios twine digests para comprobarlo). Sin embargo, en el futuro es posible que aparezcan nuevas plataformas que provean interfaces y APIs que dirijan al usuario a aminorar el ruido que genera. Curiosamente, la reciente incorporación de una utilidad que nos permite enviar a twitter los contenidos que enlazamos en los hilos de Twine produce ruido en los canales de tus vecinos en dicha red.
La segunda línea -explicitar y estimar la confianza en las redes sociales basadas en el contenido generado por el usuario- presenta perspectivas prometedoras si se combinan con técnicas de auto-organización del conocimiento similares a los de la línea anterior. Las redes de confianza como sistemas complejos de Inteligencia Colectiva son un campo de investigación relativamente reciente en la Inteligencia Artificial. Sin embargo, existen diversas aproximaciones al cálculo de la confianza en un contenido generado en una red (PDF) (calculada, en general, a partir de la confianza en el (los) emisor(es) y la confianza de éstos en el contenido que generan o transmiten). Espero que pronto aparezcan plataformas donde ese cálculo se pueda realizar en función de las creencias de cada usuario. Explícitamente, aunque, como ya he comentado, parezca contravenir normas básicas del crowdsourcing: consistiría en jerarquizar el contenido en base a una meritocracia basada en la confianza. De esta forma, mis distintos grados de confianza en mis vecinos jerarquizaria en función de ciertos cálculos el contenido entrante. Pero, esta diferenciación ¿puede romper los enlaces débiles de nuestro vecindariio digital? ¿detectar poca confianza en tí como usuario te induce a cortar conexiones? Son preguntas que, posiblemente, se responderán en el futuro cuando la confianza se convierta en una solución al ruido en importantes redes sociales.
Post escrito por Joaquín Borrego, autor de ONTOBLOGIA y Profesor titular de la Universidad de Sevilla adscrito al Departamento de Ciencias de la Computación e Inteligencia Artificial.
[…] han publicado una entrada, como firma invitada, en el blog del Evento Blog España, titulada Infoxicación amiga, ruido en tu creciente vecindario digital. Algunas de las ideas que expongo están muy relacionadas con proyectos futuros de nuestro grupo de […]
Buenas reflexiones. Necesarias cada vez mas. Te veo reclamado para explicar esto a muchas gente.
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[…] en la red, vale la pena hacer mención de aquella que aporta Joaquín Borrego, publicada en Evento Blog España pero llama la atención lo que aparece en un post de El Documentalista Enredado: el término en […]
[…] mensajes. Lo digo desde la perspectiva de la empresa. La razón es muy obvia: entre toda esa gran infoxicación de la que habla el profesor Joaquín Borrego de la Universidad de Sevilla, hay más que suficiente tajo para saber de lo que ’se cuece’ en torno a mi […]
[…] son estos recientes artículos de Eduardo Pedreño, del empresario Jesús Encinar, o del profesor Joaquín Borrego. Cada uno desde su punto de vista viene a decir lo mismo: qué maravillosa es la tecnología, que […]
Excelentes reflexiones. Quiero añadir que tampoco hay que alarmarse por el ruido, porque ya existía antes de la explosión de la información en formato digital. Por un lado hay que aceptarlo, y por otro lado hay que educarse desde la infancia a discriminar el trigo de la paja. Y seguir haciéndolo a lo largo de la vida.
Un saludo.
http://www.lopeztrujillo.com/blog/2009/05/educate-para-informarte-protegete-contra-el-ruido/
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