Francamente, si una empresa que decidiera prestar atención a lo que ocurre con su marca en internet, me preguntara qué hacer le diría que sólo escuchara y que lo de participar- siendo necesario, no lo niego- lo dejara para más adelante, sin prisas.
Sinceramente pienso que se obtiene mucho más observando entre lo que hay por ahí que de abrir una plataforma y empezar a emitir mensajes. Lo digo desde la perspectiva de la empresa. La razón es muy obvia: entre toda esa gran infoxicación de la que habla el profesor Joaquín Borrego de la Universidad de Sevilla, hay más que suficiente tajo para saber de lo que ‘se cuece’ en torno a mi marca.
En la división de los distintos papeles que podemos encontrar en la Comunicación online, que gráficamente definió Iván Pino, la gran urgencia no tiene que ser otra que poner unas grandes antenas para, de manera metódica y utilizando estadísticas y valorando lo que se publica, averiguar efectivamente que tal funciona mi imagen en internet. En silencio. Luego sí, ya hablaremos si ha lugar, pero sin representarme una gran prioridad.
Y es que, entre lo que se diga aquí y se diga allá, como muy bien apuntan las autoras de ‘Visibilidad’, libro escrito por Cristina Aced, Neus Arqués, Magali Benítez, Bel Llodrí y Eva Sanagustín, nuestra empresa se la está jugando:
El crecimiento vertiginoso de la información a nuestro alcance reduce nuestra disponibilidad cognitiva. No podemos tomar decisiones racionalmente informadas. Para gestionar la avalancha de inputs, necesitamos filtros. Buscamos la opinión de terceros para formarnos la propia. La prescripción nos ahorra tiempo de elección. La opinión de un tercero es cada vez más relevante a la hora de tomar nuestra decisión, ya se trate de adquirir un vehículo nuevo, buscar un médico especialista o cambiar de entidad bancaria.
Con este post no intento- que no se me malentienda- desincentivar a las empresas que quieran competir a través del lanzamiento de sus contenidos, no, lo que ocurre es que ese paso es más peliagudo que el primero, es decir el de escuchar. Y como además ocurre que existe una gran tarea simplemente poniendo atención a lo que se escribe y se dice por ahí, pues para que más de momento.
Gracias por la mención, Benito.
Estamos de acuerdo: primero hay que escuchar, escuchar y escuchar. Y luego, una vez tomada la decisión estratégica (meditada y reflexionada), actuar en consecuencia, tanto si se decide crear un blog, como una red social, como un perfil en redes sociales externas o participar en Twitter (entre otras posibilidades).
Ya lo decimos en nuestro plan de acción, antes de pensar en la estrategia, piensa tus objetivos de reputación, investiga quién habla de ti y qué dice, descubre quién hay ahí fuera. ¡No se puede empezar la casa por el tejado!
Un saludo,
Y yo además añadiría: cuando se decide hablar, hay que seguir escuchando. En todo esto, las obviedades parecen grandes descubrimientos 🙂