Siempre me llamó la atención, desde que empecé a involucrarme en esto de los blogs, las referencias de tipo ético que llevaban implícitos. Al igual que, por ejemplo, se rechazaba y se rechaza el intrusismo publicitario, se exigía también a los autores, y aún se les exige, una transparencia acerca de los intereses que pudieran tener a la hora de publicar un tema u otro. Las normas afectaban, y afectan todavía, al tratamiento de los comentarios y las reservas ( comentarios con o sin moderación) respecto a la libertad de los lectores de decir lo que quisieran en relación a los posts publicados.
Este tipo de planteamientos nacieron al unísono con el impulso y desarrollo de los propios blogs como herramienta tecnológica y han servido, de alguna manera, como sustento ético-normativo de todas las demás webs de la era 2.0. Pero con matices. Que yo sepa, por ejemplo, publicar en los sitios de microblogging no implica aceptación de norma alguna más allá del derecho de cita, heredado de la filosofía del blog.
En las redes sociales tampoco detecto ningún detalle ético. Es más, creo que en este ámbito existe algo de frivolidad y se juega más al despiste, pues al fin y al cabo se trata de conectar a personas vía online, y en ese negociado suele darse algo de aparento algo que quizás no soy.
En resumidas cuentas, si el movimiento de la internet participativa tiene un rigor respecto al tipo de comportamiento o acción requerida, es porque el blog fue siempre y es, el principal exponente de la filosofía de la participación y el conocimiento compartido ( con los wikis por supuesto). Todo lo demás que vino después, con sus más y sus menos, no ha tenido un desarrollo particular en el terreno ético y si en algo le influye, es debido a la indeleble huella del fenómeno blog.
Efectivamente, el ámbito generalmente personal de los post y comentarios, y la reflexión necesaria para publicar, mayor a otras herramientas más instantáneas, ha hecho que el blog tenga un componente más «serio» y estricto que otros medios. Es cierto que podría haber ocurrido lo contrario, y que el blog se hubiera convertido en un mecanismo para publicar cualquier cosa sin un mínimo de sentido o coherencia, para repetir noticias copy-paste, para usos estrictamente comerciales, etc., pero lo bueno del tiempo es que va dejando a cada uno en su sitio: surgen medios más eficientes para que, quienes tienen esos intereses, los utilicen, y los que persisten son generalmente los que tienen mejores intenciones. La importancia de los motivos.
bonito sitio