Hola, ¿qué tal? Muy buenas. Hoy jueves, 10 de marzo. Y como todos los jueves… Resumen @ebe. A saber:
Sí, has leído bien, ha fallecido uno de los iconos de Internet de los últimos tiempos: Ray Tomlinson, el programador estadounidense y “leyenda tecnológica” que inventó el correo electrónico. Lo ha hecho a la edad de 74 años y como consecuencia de un ataque al corazón. Otro genio que se marcha pero que nos deja muy buenos recuerdos. De hecho, el ingeniero no solo fue el primero en enviar un e-mail en 1971 en ARPANet –una de las formas de comunicación digital más empleadas en la actualidad-, sino también el responsable de que, hoy y unas pocas décadas después, continuemos empleando el símbolo de la arroba en nuestras direcciones. Si quieres conocer mejor a Ray, pica sobre el enlace.
Hace unos días, los de Mountain View dieron a conocer su última actualización de Chrome; una versión que vino cargada de novedades de muy diverso tipo pero que también llevó aparejada una “mejora” de lo más polémica: la incorporación automática de los iconos de extensiones a la derecha de la barra de direcciones. Una decisión que la compañía tomó con la finalidad de delatar a aquellas que se colaban en el navegador sin que nos percatásemos; una idea, a priori útil, pero que conlleva ciertas incomodidades para aquellos que tienen instalado un número abultado de ellas. Pues bien, existe una solución. Averíguala…
El término “obsolescencia programada” tiene su origen en la primera mitad del siglo XX. Durante aquellos años surgió una tímida idea entre las industrias más reconocidas del sector: fijar y/o programar el fin de la vida útil de todos los productos fabricados. Es decir: hacer que una televisión, una videoconsola o unsmartphone deje de funcionar correctamente pasado un periodo de tiempo concreto. Las ventajas de esta técnica, para la industria, son infinitas, aunque la más notable es la constante fuente de ingresos y beneficios. Al gestionar manualmente la vida útil de un producto, se empuja al consumidor a invertir en la compra de un bien con más frecuencia, lo que se traduce, a su vez, en más ingresos y beneficios para el fabricante…
¿Se han planteado alguna vez qué pasaría si el dinero sí creciera en los árboles? Aunque suene raro, a eso se dedican un importante número de científicos. No literalmente, claro. Desde principios de los noventa los investigadores llevan tratando de emular la fotosíntesis de las plantas con la idea de utilizar la energía solar y el agua para generar productos químicos útiles a bajo precio. Hemos hablado varias veces de este tipo de proyectos, pero por el momento eran meramente experimentales. Ahora Siemmens, junto a científicos de las universidades de Lausanne y de Bayreuth, acaba de anunciar que han conseguido emular la ‘fase oscura’ de la fotosíntesis a escala comercial y podremos desarrollar las primeras baterías con esta tecnología. ¿Poco a poco se acaba la era del CO2?…
(…) Aprender a programar se está convirtiendo en una necesidad de la educación. En España este año se ha implantado en algunas comunidades autónomas, como la de Madrid, con una asignatura dedicada a la programación y la robótica a partir de 1º de ESO. En este caso la clase de programación es extraescolar y pertenece a uno de los cursos que imparte ArganBot. Usan LEGO WeDo, kits de robótica programables para los más pequeños y el programa Scratch, que también combinan con otros kits, incluso con las placas de hardware libre Arduino. Para iniciarse en el desarrollo de aplicaciones el software elegido es App Inventor. El lenguaje de programación que usan los chicos al principio está basado en bloques de colores y con formas de objetos. Con ellos pueden dar sus primeras instrucciones a los robots. Después los programas se van haciendo más abstractos, pero no dejan de ser intuitivos. En las clases también desarrollan videojuegos a partir de otros ya conocidos, para familiarizarse con las estructuras de programación…
Esto ha sido todo por hoy. Más y, si es posible, mejor, el próximo 17 de marzo, jueves.
Un saludo.
Chao.