La tecnología, componente clave de la innovación contra la exclusión social

captura-de-pantalla-2013-12-27-a-las-11-49-58Cunden en Europa ejemplos de iniciativas de innovación social que encuentran en la tecnología el factor clave para convertir una idea en un servicio eficiente, escalable y replicable contra la exclusión.

La crisis económica reciente ha incrementado drásticamente la pobreza y el desempleo. El envejecimiento de la población en Europa, y las restricciones presupuestarias, añaden aún más presión a la labor fundamental de los Estados de ofrecer mayor acceso y calidad a servicios sociales básicos. El programa europeo de inversión social para el crecimiento y la cohesion social, urge a los países de la UE a priorizar la inversión social y modernizar los sistemas públicos de prestación social.

Para comprender mejor el potencial de las tecnologías de la información y la comunicación en la provision de servicios sociales, el brazo científico de la Comisión Europea, el Centro Común de Investigación (JRC en sus siglas en inglés), está mapeando y analizando el ecosistema de iniciativas sociales europeas con un componente tecnológico. Entre las conclusiones de su análisis (Proyecto IESI) destacan tres: la importancia de que las iniciativas contengan un elemento innovador en lo social; el potencial de la tecnología para escalar y replicar el servicio; y la intervención del sector público para asegurar que la iniciativa se convierta en un servicio accesible al ciudadano.

Reclutar personas sin hogar como guías urbanos y comercializar el servicio mientras se sensibiliza a la población sobre las condiciones de este colectivo. Aprovechar las redes sociales para reforzar el compromiso entre donantes y las comunidades vulnerables. Estas son algunas de las 210 iniciativas que forman parte del actual catálogo en proceso de elaboración sobre servicios de innovación social con base tecnológica y eficacia demostrada.

Se constata un uso generalizado de la red y las plataformas sociales para tareas de sensibilizacion y fidelización. Y también otras aplicaciones menos obvias, como la formación de usuarios avanzados de servicios sociales en línea para ayudar a otras personas dependientes con un perfil similar para mejorar su acceso y aprovechamiento de los servicios disponibles en red. La investigación está en marcha y sigue recopilando ejemplos, tanto de Europa como del mundo, para profundizar en el conocimiento de casos de éxito y posibilitar su seguimiento, apoyo y eventualmente su transferencia entre países.